domingo, 24 de noviembre de 2013

Prejuicios Cognitivos en la Toma de Decisiones


El proceso de toma de decisiones es utilizado por los seres humanos en cada segundo de la vida, ya que consiste en seleccionar la que se considere como mejor alternativa entre dos o más opciones y  esto se ve reflejado a nivel familiar, laboral, sentimental, empresarial, entre otros. El autor Stoner (1995) define la toma de decisiones como “el proceso de identificación y selección de la acción adecuada para la solución de un problema específico.” (p.266)

En base a lo anterior puede decirse que es importante tomar en cuenta diversos factores a la hora de tomar decisiones y por tal razón las personas deben usar su capacidad de razonamiento, que les permitirá seguir un rumbo adecuado para solucionar cualquier situación. Sin embargo, considerando la publicación del autor Sánchez R. (2010) en su blog “Trampas psicológicas en la toma de decisiones”, cabe destacar que las personas no siempre toman decisiones basadas en sus conocimientos, razonamiento ni experiencia, sino que pueden verse  influenciadas por una serie de acontecimientos o factores, que pueden manipular el proceso de decisión bien sea desde una opinión sencilla a nivel personal, hasta una gran decisión que pudiera afectar el desarrollo de una empresa.

A partir del material publicado por Sánchez R. se analizarán cada una de las once “trampas” o situaciones que influyen en la toma de decisiones.

En primer lugar la “Trampa del Ancla”, la cual se refiere a la “mala jugada” que puede hacer la mente humana al dejarse llevar por la primera información que recibe respecto a algo, sobre todo cuando no se ha recibido antes ningún conocimiento o referencia sobre el tema. Esta es la primera razón por la que muchas de las decisiones tomadas a diario pueden venir manipuladas inconscientemente por la opinión o información recibida de terceros. Considero conveniente que se estimule conscientemente la búsqueda de información antes de tomar decisiones y no dejarse llevar por los impulsos.

La segunda “trampa” que cita el autor es la “trampa de la resistencia al cambio”. La cual se ve reflejada tanto en la vida diaria como a nivel laboral. Para poder romper este prejuicio es necesario actuar. Siempre va a parecer más cómoda la situación actual, pero deben analizarse los pros y los contras del cambio para poder tomar una decisión apropiada y siempre transmitiendo la motivación al cambio para que todas las personas enfoquen sus esfuerzos a esa misma dirección.

Por otra parte, se encuentra la “trampa de los costos irrecuperables”. Esta consiste en el hecho de que siempre se van a poder tomar las acciones correctivas a tiempo, siempre y cuando se esté dispuesto a aceptar el error y hacerlo. Cuando nos damos cuenta de que algo se ha hecho “mal”, no debemos perder tiempo en lamentos, solo debemos actuar y enfocarnos en buscar la solución en el menor tiempo posible.

Así mismo se encuentra el cuarto prejuicio que se titula “la trampa de ver lo que nos da la gana”. Muchas veces cuando estamos convencidos de algo nos cerramos a otras posibilidades. Y aunque esta “terquedad” es característica en la mayoría de las personas, al momento de tomar decisiones es importante tomar un respiro y ser objetivo, analizado todos los puntos de vista para poder ver realmente que es lo que más conviene a la situación.

La trampa número cinco que cita el autor, lleva por nombre “la trampa de la forma de hacer las preguntas”. Es muy simple y obvia, pero inconscientemente “caemos” en ella a diario. Sin embargo en muchas ocasiones podemos dejar de ver este factor como una “trampa” y convertirlo en una “oportunidad”. Muchas veces subestimamos a las personas con la forma de preguntar. Otro ejemplo que se puede mencionar es cuando decimos: ¿Tú NO sabes en dónde está el sacapuntas? En lugar de ¿Tú sabes…? Siempre podemos buscar una mejor manera de hacer las preguntas para obtener mejores respuestas.

Así mismo viene la trampa número seis, que se titula “la Trampa del exceso de autoconfianza”. Los seres humanos muchas veces nos negamos al hecho de “no saber” algo. Si tenemos dudas, es mucho más sabio preguntar qué decir algo o tomar una decisión en base a lo que no estamos seguros. A eso se refiere “el exceso de autoconfianza”, nos aferramos a algo que creemos, solo por estimación en lugar de hacerlo por convicción.

El prejuicio número siete lleva por nombre “la trampa de los raros eventos catastróficos”, y se refiere simplemente al hecho de dar mucha importancia a situaciones que a lo mejor no tienen tanta probabilidad de que sucedan. Siempre debemos estar prevenidos, evaluar factores de riesgo y tomar las medidas necesarias para sobrellevar cualquier tipo inconveniente, ya que muchas veces no se les presta tanta atención  a problemas pequeños, siendo estos más frecuentes o más perjudiciales al final que los más grandes.

De igual forma, en el lugar ocho se encuentra “la trampa de los estereotipos”. Y esto tiene que ver mucho con dejarse llevar por las apariencias. Lo cual se aplica a nivel personal y a nivel empresarial, conduciendo casi siempre a una mala decisión. Si hablamos a nivel organizacional, un administrador de recursos humanos no puede dejarse llevar por el aspecto físico de una persona para seleccionarlo a un cargo. Aunque es un aspecto importante, primero debe se debe estudiar si su nivel de preparación intelectual se adecua a las necesidades y es lo suficientemente competente para cumplir con las exigencias de dicho cargo. “No todo es como parece” y por eso al momento de tomar decisiones importantes debemos recopilar la mayor información posible para minimizar los riesgos de equivocarse.

La “trampa del exceso de prudencia” es el prejuicio número diez. Y en él se refleja el hecho de a muchas veces las personas no muestren la realidad tal y como es por miedo a las reacciones o a las consecuencias que pueda traer. Si queremos tomar decisiones que realmente sean efectivas para solución de problemas, es necesario que se trabaje con datos reales. De lo contrario, no surtirán efecto y posiblemente la situación continúe empeorando.

En el número diez de encuentra la “trampa de la buena racha”. Considero que tiene mucho que ver con el “exceso de confianza”. Como se ha mencionado en los casos anteriores, al momento de tomar decisiones es necesario hacerlo con base a datos reales, a información concreta y no dejarse llevar por emociones o presentimientos. Si bien es cierto, que la “intuición” muchas veces juega un papel acertado, no puede ser nuestra única base. Ya que las experiencias anteriores no son garantía de las experiencias futuras, las situaciones y los factores suelen cambiar, por lo tanto la “buena racha” no debe tomarse en cuenta a la hora de decidir.

Finalmente, se encuentra la “trampa de los muy afortunados”. Lo cual muchas veces afecta las decisiones. Cuando vemos el éxito en los demás, solemos pensar que tal vez no sea posible obtenerlo y este factor puede desanimar a muchos. Sin embargo, se debe tener claro que el éxito es posible para cualquier persona o empresa siempre y cuando se trabaje arduamente para obtenerlo, y esto implica tomar las decisiones adecuadas en el tiempo correcto. Si no se intenta, no se logra!

Es importante que las personas que buscan lograr un objetivo nunca pierdan de foco su meta, para que a la hora de tomar decisiones se mantengan firmes a sus creencias sin perder la objetividad. Todos los obstáculos o “trampas” mencionadas anteriormente pueden vencerse únicamente con la herramienta de la información y el conocimiento. Es necesario mirar alrededor, evaluar, analizar, informarse, colocar en una balanza las ventajas y desventajas y finalmente decidir actuar en el momento justo para lograr obtener los mejores resultados.

                                   
Por: Alejandra Ramírez Santos. 
C.I. 17.362.665



Fuentes:
Sánchez R (2010) Trampas Psicológicas de la toma de Decisiones.
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Stoner (1995), 5º edición p.266
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http://orquideadebiscucuy.blogspot.com/2012/07/toma-de-decisiones.html